El jugador 260 de las Fuerzas Básicas del Puebla fue definitivo en las decisiones que tomamos a nivel familiar y empresarial. Verlo aguantar los entrenamientos día a día y en los juegos participar a lo mucho 15 minutos y aprovecharlos al máximo, al grado de anotar el único gol del partido, fue gran parte del aprendizaje de estos últimos dos años.
¿Por qué teníamos que seguir en un esquema donde alguien creía que debía dominar y marcar las reglas de cómo debíamos operar nuestro negocio? Alguien, que sin tener la información completa soltaba amenazas con base en la realidad que percibía, la mayoría de las veces alejada de la realidad. Alguien que veía al socio superarse, profesionalizarse y su reacción era retroceder, atrincherarse y lanzar indirectas intimidatorias. Alguien a quien el éxito del otro le provoca gran temor e inseguridad.
Las alternativas eran aterradoras: empezar desde cero en temas poco conocidos por nosotros o seguir con una relación informal, poco seria y donde las reglas cambian de acuerdo al humor e interés de quien suponía tener el control. Eso sí, con cierta certidumbre económica a cambio de mandar por la coladera los valores más importantes para nosotros: congruencia, solidaridad y dignidad. Algo que el joven del Club Puebla mostraba a diario.
Empezar desde cero cuando la mitad de tu vida ya se fue es algo a lo que pocos se animan. Vender tu casa, asociarte con empresarios, caer en cartera vencida de varios proveedores, escuchar que cada cierto tiempo suena el teléfono y del otro lado los cobradores recordándote que tienes un pendiente con ellos, fue parte de esa nueva realidad.
Sin embargo, siempre hay una salida y alguien que te ayuda a encontrarla. La alternativa más viable es a veces la más lógica y la que está frente a ti pero te niegas a optar por ese camino. ¿Por qué renunciar a hacer lo que más te gusta y a lo que te has dedicado los últimos años de tu vida?
El 260 de Puebla marcó el camino y gran parte de ese trayecto era justo lo que le habíamos inculcado en casa. Teníamos que definir una situación que te va consumiendo porque nadie se atrevió a tomar decisiones a pesar de vivir realidades incómodas. Socio y cliente apostaron a que el tiempo resolvería lo que fueron incapaces de arreglar hasta que nos hartamos y optamos por la dignidad y rechazamos vivir con ultimátums, con amenazas. Una vez tomada la decisión, descubrimos algo que no estaba en los planes del acosador: que la parte supuestamente débil decida.
Esta historia de emprendimiento que ahora es una realidad y ofrece servicio y calidad a la comunidad poblana y tlaxcalteca está estrechamente relacionada a los éxitos y a los descalabros. Recuerdo cuando después de terminar con el título de la categoría Sub 17 en el 2020, (para darle más dramatismo a la historia, el año pandémico) los canteranos recibieron terapia para saber cómo convivir con el éxito, con el triunfo, algo que no todos llegan a alcanzar en sus vidas.
Pues esta terapia que recibimos tanto padres de familia como jugadores fue parte, sin saberlo, de la capacitación de nuestras nuevas vidas de emprendedores.
Dos años después de este parteaguas, el 260 vuelve a ser protagonista y no precisamente por otra historia ganadora. Ayer falló un penal de último minuto que supondría el empate para su equipo y no sabe qué hacer. Uno de sus momentos más amargos en la vida lo vivió ayer. Hoy, antes de salir rumbo al entrenamiento me preguntó que cómo debía llegar con sus compañeros, que qué debía decir. Vamos, no sabía qué hacer después de fallar un penal al minuto 95 para empatar un partido del calendario regular en la Fecha 11 del Apertura 2022.
En su corta trayectoria deportiva, el 260 había recibido terapia para reaccionar ante el triunfo, pero no sabía cómo comportarse en las adversidades. Curioso, ¿no?
Él, sin saberlo, nos ayudó a tomar una decisión compleja por la forma de afrontar su vida diaria en una vida de disciplina y mucho sacrificio.
El salir a la calle con un emprendimiento es una situación parecida a lo que vive el 260: nos caemos una y otra vez hasta que por fin empezamos a ver los frutos de un esfuerzo individual y luego colectivo.
Hoy le tenemos que explicar al 260 cómo afrontar un falla, un error. Ahí sí que vamos de gane porque tenemos mucha experiencia.
El emprendimiento se trata justamente de eso. De fallar una y otra vez y saber mantenerse firme en los objetivos para ajustar la toma de decisiones. Se trata también de disfrutar el trayecto, aprender y tener la flexibilidad necesaria para corregir el camino, estar abierto y ser receptivo acerca de quién nos puede ayudar a mejorar y hacer más grande este pastel para que las rebanadas alcancen para todos.
Se trata también de mantenerse firme con los valores con los que fuimos formados y si es necesario, hacer lo que el Puebla hizo con sus prospectos: llevarlos con el especialista para que los prepare a asimilar el éxito y no perder el piso.
Al final del camino estamos agradecidos con quien en su momento presionó y asfixió una propuesta de trabajo porque al final nos liberó y llevó a producir lo que realmente nos satisface: servicio al cliente con una propuesta de valor y con mucha calidad.
El pastel Cinco20, el que representa el emprendimiento en su máxima expresión: para 150 personas.
La explicación en entrevista radiofónica de dónde surge esta nueva alternativa repostera.